sábado, 7 de julio de 2012

Llega el puto invierno.

Y de repente, ocurre.
Siempre hay un momento, en el que el camino se difurca. Cada uno toma una dirección, pensando que al final los caminos se volveran a unir. Desde tu camino ves a la otra persona, cada vez más pequeña. No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, al final estará él. Pero al final solo ocurre una cosa.
Llega el puto invierno.

Septiembre.

No estoy aquí, para contarte todo lo que he sentido este verano. Para explicarte lo emocionante que ha sido besarte, sentir que nuestros labios se rozan. Que resbalan entre ellos, que se acercan para unirse. No te voy a contar, todo lo que ya sabes o todo lo que ya te dije, cuando estabámos juntos. Todas las miradas llenas de secretos, todos los paseos de la mano pero a la vez separados. Todas las playas, el mar, el viento. Las flores en el pelo, las hogueras pasadas las tres de la mañana.
No te voy a contar, todo lo que tú ya sabes.
Es difícil, saber que ya no estás aquí.
Que yo no estoy allí.
Es difícil saber que hemos cambiado.
Que de besarnos, sentirnos, mirarnos, hemos pasado a desconectarnos por el miedo hablar.
Que de no dormir, hemos deseado encerrarnos en la habitación y no salir nunca.
Que de sentir que nos moríamos en el minuto que el otro se iba, hemos pasado a no sentir nada, cuando volvemos a ver todas las fotos pasadas.
Es difícil querer a alguien que ya no te quiere. O olvidar todo lo que una vez vivimos, por el hecho de que estamos enamorados de otros. O por el hecho de no hacernos daño, mutuamente.
Pero no estoy aquí, para contarte todo lo que he sentido, después de este verano.
El invierno llega, y con él el paso de la vida. El crecimiento, el nuevo año, y las amistades viejas. Llega aquel chico que te mira cada mañana delante del semáforo, y que te sonríe siempre que pasas por su lado.
Llega esa chica que se mueve con agitación cuando te ve, y que un día se le caen los libros, de lo nerviosa que la pones.
Llega ese momento en el que ese chico te para en medio de la calle, y te dice si quieres quedar con él, a tomarme sólo un café.
O llega ese momento en el que tú te acercas a esa chica, y la ayudas a recoger los libros únicamente para mirarla a los ojos, y hacer el mismo gesto que ese chico de la carretera, hizo con esa chica.
Llega un café, una cita, una lluvia y un beso.
Llega un libro, una quedada para estudiar, un aire frío y otro beso.
Llega el puto invierno.
Y piensas que cuando nos volvamos a ver, todo será igual. Sentiremos que nada a pasado, que el tiempo se ha parado para vernos otra vez juntos, pero no.
La vida sigue, los errores se tapan, las marcas se borran, y las personas se pierden. Y tú y yo, hemos crecido mientras yo no he estado a tu lado. Hemos aprendido más, menos. Reído, llorado, experimentado.
¿Pero sabes que no hemos hecho?
Recordarnos.
Llega el invierno, y con él todo lo que dejamos antes atrás.
Y espero que cuando leas esto, te acuerdes de mí, o de nuestras vacaciones.
Nuestros abrazos, nuestros besos, y nuestras escapadas nocturnas, a la playa.
Espero que te acuerdes de todo, y seas feliz, como siempre te he dicho.
Porque la vida sigue, los errores se tapan, las marcas se borran, y las personas se pierden.
Pero nosotros siempre seremos nosotros.
Pase lo que pase.

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